Estados Unidos declara la guerra a Rusia, ‎Alemania, Países Bajos y Francia por Thierry Meyssan

Mientras la prensa internacional aborda el sabotaje contra los gasoductos ‎‎Nord Stream y Nord Stream 2 como una especie de “crónica roja”, aquí ‎lo analizamos como un acto de guerra contra Alemania en particular y contra la Unión ‎Europea en general. ¿Por qué? Porque los países de Europa occidental acaban de ‎perder súbitamente las 3 vías que tenían para aprovisionarse con gas mientras que, ‎‎¿casualmente?, acaba de inaugurarse un gasoducto que va a Polonia. ‎
En su momento, el recientemente fallecido Mijaíl Gorbatchov vio la catástrofe de ‎Chernobil como indicio de la inevitable disolución de la URSS. Desde Red Voltaire ‎vemos el sabotaje contra los gasoductos Nord Stream y Nord Stream 2 como ‎el inicio de la caída económica de la Unión Europea.‎

Imagen satelital rusa de uno de los puntos de salida a la superficie del gas proveniente de los ‎Nord Stream saboteados.

a lucha de Estados Unidos por mantener su hegemonía mundial ha pasado a su tercera etapa.
 Debido a la extensión de la OTAN hacia el este, lo cual viola el compromiso contraído ‎por Occidente de abstenerse de desplegar armamento estadounidense en Europa Central, Rusia, obligada a garantizar la defensa de sus extensas fronteras, se ve directamente amenazada.
 En violación de los compromisos contraídos al término de la Segunda Guerra Mundial, ‎Washington instaló en Kiev el actual régimen de los «nacionalistas integristas» (simplemente ‎‎«nazis» en la terminología del Kremlin). Los «nacionalistas integristas» prohibieron a sus ‎compatriotas rusoparlantes hablar su lengua materna –el ruso–, los privaron de servicios ‎públicos y finalmente bombardearon sin descanso a los del Donbass. Al cabo de 8 años de ‎matanza, Rusia ya no tuvo otra opción que iniciar una intervención militar para poner fin al ‎calvario de las poblaciones rusoparlantes.
 La tercera fase de la intervención silenciosa de Estados Unidos es la imposición de un cambio en ‎el aprovisionamiento energético a todos los países de Europa Occidental y de Europa Central. ‎Precisamente el mismo día de la puesta en marcha del gasoducto del Báltico (Baltic Pipe), los ‎dos gasoductos Nord Stream fueron puestos fuera de servicio mediante sabotajes realizados ‎con explosivos… y también se interrumpió el mantenimiento técnico del Turkish Stream.‎

La voladura parcial de los gasoductos Nord Stream y Nord Stream 2 es el mayor acto de ‎sabotaje de toda la Historia. Y es un acto de guerra contra Rusia pero también contra Alemania ‎por ser estos los países copropietarios (51% Rusia y 30% Alemania) que más recursos invirtieron en ‎esas infraestructuras de colosal envergadura. Pero es también un acto de guerra contra los demás ‎socios, que son Países Bajos (9%) y Francia (9%). Sin embargo, los Estados occidentales ‎perjudicados que acabamos de mencionar guardan silencio. ‎

Para realizar los atentados contra los gasoductos Nord Stream y Nord Stream 2 fue ‎probablemente necesario el despliegue de submarinos en las zonas ya identificadas por las ‎potencias de la región. Oficialmente no hay indicios, en el sentido “policial” de la expresión, pero ‎las “cámaras de vigilancia” (en este caso los dispositivos de sonar) ya “hablaron”. Los Estados ‎interesados saben con certeza quién es el culpable. Si no reaccionan, serán borrados del mapa, ‎políticamente hablando. Pero también es posible que estén preparando en secreto algún tipo de ‎reacción, que los convertiría en verdaderos actores políticos… cuando se decidan a concretarla. ‎

Los franceses deben recordar la intentona de golpe de Estado militar que estremeció Francia ‎en 1961 y los subsiguientes intentos de asesinato contra el presidente Charles de Gaulle. ‎El propio De Gaulle fingió creer que los atentados contra su vida eran cosa de la OAS ‎‎(Organización del Ejército Secreto, siglas en francés), que se componía de franceses contrarios a ‎la independencia de Argelia. Pero el ministro francés de Exteriores de la época, Maurice Couve ‎de Murville, mencionó públicamente el papel del Opus Dei español y de la CIA estadounidense ‎en la organización y financiamiento de aquellos intentos de asesinar a De Gaulle. Este último ‎ordenó entonces que se abrieran investigaciones, identificó a los traidores, reorganizó la policía ‎y el ejército franceses y, 5 años después, sacó a Francia del mando integrado de la OTAN, dio a ‎esta última 2 semanas para cerrar su sede (que estaba precisamente en París) y trasladarla a ‎Bélgica y además dio a ese bloque bélico plazos un poco más largos –pero bien definidos– para ‎concretar el cierre de las 29 bases militares que tenía en suelo francés. Posteriormente, el ‎presidente De Gaulle realizó una serie de viajes al extranjero, durante los cuales denunció ‎repetidamente la hipocresía de Estados Unidos, principalmente la guerra de Vietnam. ‎

Francia se convertió así nuevamente en una potencia faro en materia de relaciones ‎internacionales. Aquellos hechos nunca fueron explicados claramente a la opinión pública, pero todos los responsables políticos de aquella época pueden confirmarlos [1].‎

Después de la disolución de la Unión Soviética, Estados Unidos elaboró una redistribución del ‎mundo que modifica radicalmente las relaciones internacionales, con derrocamientos de gobiernos ‎y el inicio de guerras, para imponer determinadas rutas al transporte de recursos energéticos. ‎Esa fue la principal actividad del vicepresidente estadounidense Al Gore durante 8 años, bajo ‎la administración Clinton. Y a eso mismo se dedica hoy Amos Hochstein, como consejero especial ‎del presidente Joe Biden. Basta recordar la guerra de Transnistria –un intento estadounidense de ‎apoderarse de un nodo de gasoductos [2]– y la posterior guerra de Kosovo, para ‎construir el «Octavo Corredor», una vía de comunicación a través de los Balcanes, y ya tenemos ‎sobre la mesa las demás piezas del rompecabezas. ‎

Resulta especialmente difícil discernir a fondo la gravedad de la catástrofe que acaba de caer ‎sobre la Unión Europea y que, muy probablemente, va a causar su derrumbe económico. Esa comprensión se hace todavía más difícil porque la Unión Europea ha tomado por sí misma varias ‎de las decisiones que van a llevarla a la quiebra. ‎

Hasta el 26 de septiembre de 2022, Rusia todavía era el principal proveedor de gas de la Unión ‎Europea. El gas ruso seguía llegando a la UE por el gasoducto Brotherhood –a través ‎de Ucrania–, por el Nord Stream o por el Turkish Stream. Estados Unidos, que ‎supuestamente garantiza la seguridad de la Unión Europea, acaba de cortar esas 3 vías de ‎aprovisionamiento. El lector puede estar pensando que el gasoducto Brotherhood todavía está ‎en funcionamiento… pero Kiev puede cerrarlo o inutilizarlo en cualquier momento mientras que ‎‎Nord Stream ha sido saboteado y Turkish Stream ya no puede recibir el mantenimiento ‎técnico que necesita porque lo impiden las sanciones que la Unión Europea ha adoptado… ‎a instancias de Estados Unidos. ‎

Hace 11 años, los europeos celebraban su unión con Rusia y hablaban de ‎construir un mundo de paz y prosperidad. ‎

Hasta el 26 de septiembre, la economía de la Unión Europea se apoyaba fundamentalmente en la ‎producción de la industria alemana. Al cortar el gasoducto Nord Stream, Estados Unidos ha destruido la industria alemana. Según la célebre fórmula de Lord Ismay, quien fue el primer secretario ‎general de la OTAN, la «gran estrategia» de los anglosajones consiste en «Mantener a ‎los americanos dentro, a los rusos fuera y a los alemanes bajo tutela». ‎

El presidente estadounidense Ronald Reagan se opuso a que Francia ‎y Alemania recibieran gas ruso. Después de adoptar inútilmente sanciones contra empresas ‎de esos dos países, Reagan ordenó a William Casey, entonces director de la CIA, sabotear el ‎gasoducto Yamal en Polonia, y así se hizo.

Todas las administraciones estadounidenses han aplicado esa política ininterrumpidamente desde ‎los años 1950. Nueve países participaron en la construcción de Nord Stream y 4 son ‎propietarios de esa importante infraestructura. Nord Stream entró en funcionamiento en 2011. ‎A partir del mandato de Donald Trump, en 2017, el Congreso de Estados Unidos amenazó con ‎sanciones a las empresas que participaban en el funcionamiento de Nord Stream y a las que ‎se habían implicado en la construcción de Nord Stream 2. Siendo presidente, el propio Donald ‎Trump se mofó de la sumisión de Alemania, que se alimentaba del gas ruso. No sólo ‎Estados Unidos sino también Polonia pusieron innumerables trabas jurídicas al gas ruso en ‎Europa Occidental. En ese campo, la nueva administración estadounidense no cambió ‎absolutamente nada. Alemania creyó, erróneamente, que la administración Biden sería más tolerante. ‎

Claro, en julio de 2021, se llegó a un acuerdo según el cual Nord Stream 2 sería sustituido con ‎hidrógeno fabricado… en Ucrania y transportado, a partir de 2024 (el año de expiración del ‎contrato ruso-ucraniano), por el ya vetusto Brotherhood que sería convenientemente adaptado.‎

El canciller alemán Olaf Scholz, electo en diciembre de 2021, cometió dos graves errores en sólo ‎meses.
 El 7 de diciembre Scholz estuvo en la Casa Blanca y allí trató de resistirse a la presión de ‎Estados Unidos, que lo instaba a renunciar al gas ruso. De regreso en Berlín, Scholz optó por ‎mantener Nord Stream en funcionamiento y bloquear la puesta en marcha de Nord Stream 2, ‎mientras buscaba fuentes de energías renovables. Scholz creía erróneamente que así lograría un ‎equilibrio entre el belicismo del pensamiento estratégico estadounidense, las necesidades de la ‎industria alemana y la doctrina de los Verdes, miembros de su coalición de gobierno. ‎
El canciller alemán ya se había llevado un buen susto en Washington. Durante su conferencia ‎de prensa con el presidente estadounidense, Joe Biden había declarado que Estados Unidos ‎podía destruir Nord Stream 2 y que lo haría si Rusia invadía Ucrania. Para Scholz fue ‎absolutamente aterrador que su amo estadounidense que le dijera sin miramientos que sería ‎capaz de destruir una infraestructura que había costado decenas de miles de millones si un tercer ‎país actuaba sin tener en cuenta las órdenes de Washington. No sabemos si durante las conversaciones a puertas ‎cerradas Biden mencionó ‎también la eventual destrucción del primer Nord Stream –no es imposible que lo haya hecho. En todo caso, los periodistas alemanes que ‎acompañaban a Scholz recuerdan que el canciller estaba lívido durante el viaje de regreso a Berlín.
 Scholz cometió su segundo error el 16 de septiembre de 2022. Alemania no quiere seguir ‎sometida a la tutela de los anglosajones, prefiere garantizar por sí misma su seguridad y la del ‎conjunto de países miembros de la Unión Europea. Así que el canciller Scholz declaró que:‎

«Siendo nosotros la nación más poblada, dotada del mayor poderío económico y situada ‎en el centro del continente, nuestro ejército debe convertirse en el pilar de la defensa ‎convencional en Europa.»‎

Al precisar que hablaba sólo de «defensa convencional», el canciller Scholz crear que estaba ‎evitando herir la susceptibilidad de su vecina Francia, única potencia nuclear de la Unión Europea. ‎Pero no se daba cuenta de que estaba violando la doctrina de los discípulos de Leo Strauss –los ‎straussianos de Estados Unidos– imaginándose poder escapar al protectorado militar ‎estadounidense. ‎
En 1992, Paul Wolfowitz había firmado la Defense Policy Guidance, algunos de cuyos fragmentos ‎se conocieron a través del New York Times. Wolfowitz indicaba en ese documento que ‎Estados Unidos vería toda voluntad de emancipación de sus aliados europeos como un cassus ‎belli [3].‎

Seis días después de las declaraciones del canciller alemán Scholz, los Navy Seals volaban los dos ‎gasoductos del Mar Báltico, lo cual significa para Alemania 11 años de retroceso. ‎

Sólo horas después del sabotaje contra Nord Stream y Nord Stream 2, el presidente de ‎Polonia, el primer ministro de Dinamarca y el ministro de Energía de Noruega inauguraban con ‎bombo y platillo el gasoducto Baltic Pipe, que no tiene ni remotamente la misma capacidad ‎que los Nord Stream pero bastará para marcar el cambio de época. Antes, la industria alemana ‎alimentada con el gas ruso hacía el papel de líder de la Unión Europea. En adelante, ese papel ‎quedará en manos de Polonia, impulsada por gas noruego. El primer ministro polaco, Mateusz ‎Morawiecki, proclamó triunfalmente su odio en plena ceremonia al sentenciar: «Llega a su fin ‎la era de la dominación rusa en el sector del gas; una era que estuvo marcada por el chantaje, las ‎amenazas y la extorsión.»‎

El acto de guerra perpetrado contra Rusia, Alemania, Países Bajos y Francia nos obliga a ver los ‎hechos de Ucrania bajo una perspectiva diferente. Ese acto de guerra es mucho más importante ‎que todo lo anterior porque Estados Unidos acaba de atacar a sus “aliados”. En artículos ‎anteriores he explicado con detalles lo que los straussianos buscaban con sus provocaciones ‎en Ucrania. Lo que acaba de suceder nos muestra por qué Washington apoya el proyecto ‎straussiano, como política de Estado. Y también nos demuestra que su «gran estrategia» ‎no ha cambiado desde los años 1950. ‎

En 2017, un presidente estadounidense, Donald Trump, participaba en el ‎lanzamiento de la “Iniciativa de los Tres Mares”. Si Washington sale ganando tan a menudo ‎es porque ve más lejos que sus aliados.

En la práctica, la Unión Europea va a derrumbarse en el plano económico, con excepción de Polonia y ‎sus 11 aliados de Europa Central, miembros de la Iniciativa de los Tres Mares o Intermarium ‎‎ [4]. El viento cambia de rumbo. Ahora es Polonia la que tiene ‎el “viento en popa”. ‎

Los grandes perdedores serán Europa Occidental y Rusia. Pero también estará entre ‎los perdedores Ucrania, destruida sólo para dar lugar a esta hecatombe. ‎

Thierry Meyssan

Fuente: https://www.voltairenet.org/article218165.html

La periodista Anne Luís Bonell, francesa, realizó este documental en 2015.

ANNE-LAURE BONNEL, JOVEN DIRECTORA Y MADRE FRANCESA, FIRMA UN DOCUMENTAL SOBRE EL DONBASS

Aunque el documental del 2015, está solo en Francés, creemos en la importancia de difundirlo. Y si llegan subtítulos los incorporaremos.

Esta periodista francesa tambien ahora sale en una intervención muy reveladora en televisión aqui… https://youtu.be/C5jPAY33ghI
Periodista francesa Anne Laure Bonnel: “no estoy con ningún bando. Estoy con los civiles… Asumo lo que digo: una bomba de Ucrania cayó ayer en una escuela y dos maestras fueron cortadas en dos”. C News.

Periodista francesa Anne Laure Bonnel: “no estoy con ningún bando. Estoy con los civiles… Asumo lo que digo: una bomba de #Ucrania cayó ayer en una escuela y dos maestras fueron cortadas en dos”. C News. ⬇️⬇️⬇️⬇️⬇️

Anne-Laure Bonnel, una joven directora y madre de familia francesa, decide acompañar a Alexandre, padre de origen ucraniano, en la región de Donbass, al este de Ucrania en una zona prorrusa. En el corazón de la guerra, captura las terribles imágenes de un conflicto mortal y un desastre humanitario sin precedentes. Donbass es una road movie inmersiva, un apasionante documental en un país desgarrado. Filmar la guerra no es filmar el combate.
por Mary Josephson 1 de marzo de 2022

Si la guerra es un espectáculo, a menudo tendemos a olvidar lo que hay a su alrededor. En su fuera de campo, poblaciones enteras intentan vivir, o más bien sobrevivir.

Donbass les cede la palabra. A través de su documental, Anne-Laure Bonnel mira el conflicto en su universalidad y filma este «al lado» que no se nos muestra lo suficiente.

Más concretamente, en 2015 Anne-Laure Bonnel, una joven documentalista, periodista, profesora en la Sorbona, siguiendo su corazón, decidió acompañar a su padre desde Ucrania a la región de Donbass. En el corazón de la guerra, captura las terribles imágenes de un conflicto mortal y un desastre humanitario sin precedentes.
La documentalista francesa recogió testimonios de personas que había conocido durante su estancia. Anne-Laure Bonnel mira el conflicto en su universalidad. La autora destaca que en el contexto de su trabajo en la película se centró en el rostro humano y el reverso de la guerra que se entrega a los espectadores, dejando fuera de alcance el contexto político.
El director se infiltra así en la vida cotidiana de las poblaciones civiles. Prisioneras de esta situación, son las principales víctimas del conflicto. A través de su cámara, Anne-Laure Bonnel capta sus cicatrices, sus heridas, esas que no podemos ver pero que tienen grabadas en el corazón y en la mente: el miedo, el luto, el caos.
Anne-Laure experimentó los horrores y las pérdidas de los hechos sangrientos: durante el rodaje, un técnico fue secuestrado y luego asesinado.

El conflicto ha matado a más de 10.000 civiles en once meses. A través de sus imágenes auténticas y vivas, Donbass parece una road movie en busca de valores olvidados. Pero según el autor de la película, es sobre todo una metáfora de la guerra que se ve a la altura de un hombre, lejos de toda consideración política. Es este llamado el que estuvo en el corazón de la presentación del documental en el Festival de Cine por los Derechos Humanos.

“Necesitamos ser capaces de enfrentar la violencia de la que es capaz el hombre para nunca olvidar lo que la guerra les hace a los hombres”, observa Anne-Laure Bonnel.

Hoy, el conflicto en el Donbass no ha terminado. A principios de junio se celebró por videoconferencia una reunión informal del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el tema «Maidan y sus consecuencias para el Donbass», durante la cual A.-L.Bonnel, así como otros testigos del conflicto en el este Ucrania, presentó imágenes, testimonios o documentos auténticos que ilustran todo el dolor de la tragedia humana que sigue sufriendo la población civil del Donbass.